jueves, 27 de mayo de 2010

Universidad y Bicentenario



La Patria cumple 200 años, y creemos que es el momento para discutir el modelo de Universidad existente, y manifestar, como comunidad universitaria, el que queremos.

Mientras algunas agrupaciones estudiantiles siguen defendiendo un modelo de Universidad reformista y elitista, regida por los parámetros que el neoliberalismo dictó para los países “del subdesarrollo”, nosotros peleamos por una nueva Ley de Educación Superior, en función de un proyecto de país que nada tiene que ver con el vaciamiento de los años 90. Así como ya fueron sancionadas y están en vigencia nuevas leyes para la escuela primaria y secundaria, es indispensable reformar la LES actual, que es el último resabio del menemismo en materia educativa.

Desde la concepción de que la educación es estratégica para el progreso y crecimiento de un país en todos sus ámbitos, y que debe proyectarse en orden a las necesidades del mismo, es que la Universidad no puede seguir desarrollándose como una isla impenetrable, cuyos fines se entienden como únicamente individuales. Es decir, la educación universitaria debe ser un medio para la producción de conocimiento y la redistribución del mismo hacia toda la sociedad.

Sobre la Universidad del Bicentenario…

Pensamos una Universidad participativa y solidaria que discuta los problemas nacionales y regionales, que se comprometa con el desarrollo productivo, tecnológico y social de Argentina y Latinoamérica. El profesional que egresa de estas aulas públicas tiene que estar a la altura de esta oportunidad histórica de la realización de un modelo de país soberano, justo e inclusivo.

Los grandes avances que se han dado, por decisión política desde el 2003, en el incentivo a la investigación, la repatriación de los científicos y el desarrollo de la técnica, se producen en el marco de una necesidad real de profesionales que se comprometan, piensen y lleven a la práctica los conocimientos recibidos e impartidos desde la Universidad, y acompañen al pueblo en su crecimiento político, social y económico.

Para lograr estos objetivos, creemos que la Universidad pública tiene que asegurar el ingreso irrestricto de los estudiantes, pero también su permanencia a través de acciones positivas. De la misma forma, sostenemos que para articular y fortalecer la relación de la comunidad universitaria con su medio deberían existir prácticas sociales obligatorias durante toda la carrera, que gradualmente vayan profundizando el conocimiento y su inserción social. Por otra parte, creemos que en ningún órgano colegiado de gobierno debe permitirse la mayoría absoluta de un claustro sobre otros y debe garantizarse la representación no docente, para que sea toda la comunidad universitaria la que aporte a la discusión.

Sintéticamente, creemos que la Universidad del Bicentenario tiene que privilegiar la consolidación de un pensamiento nacional y latinoamericano, articular las necesidades sociales y económicas con la producción científica y técnica y, en definitiva, promover que la formación universitaria se encuentre en consonancia con el desarrollo productivo, económico, social y cultural de la Nación.

Estos y otros puntos, queremos discutir de cara al Bicentenario para una Universidad pública, nacional, popular, progresista y democrática, para todos y por todos.

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